Quedó pública la carta ciudadana para la
reforma
de la ley de derecho de autor, con más de 100 firmas.
Firmá la carta ciudadana
Somos un grupo diverso de personas que nos vinculamos con la cultura
de mil maneras: estudiamos, damos clases, hacemos música, escribimos
textos, los editamos y publicamos. Investigamos, curioseamos en la web,
vamos a conciertos, compramos música, la bajamos de Internet y también
la compartimos. Consultamos la Wikipedia, la editamos, la mejoramos.
Hacemos software, traducimos, ilustramos, subtitulamos. Nos juntamos a
ver películas, a veces en el aula. Hacemos películas, vemos videos para
divertirnos, pero también para aprender, compartimos fotos en las redes
sociales, consultamos bases de datos, comparamos fuentes de información.
Descargamos, guardamos, imprimimos, fotocopiamos, remixamos y volvemos a
crear.
Creemos que lo que hacemos está bien, que ayuda a distribuir entre
todas y todos la riqueza intelectual que producimos socialmente. Sin
embargo, muchas de estas actividades, tan básicas y cotidianas, están
penadas por la ley en Uruguay, a pesar de que los tratados
internacionales de derechos humanos las amparan.
Ahora se abre la oportunidad de enmendar esta flagrante contradicción
y regular el acceso a la cultura con una nueva ley justa para todos,
incluyendo a los autores, estudiantes, docentes, investigadores,
bibliotecarios y a la ciudadanía en general. Por eso apoyamos el
proyecto de reforma de la ley 9.739 de derechos de autor, que crea
excepciones en beneficio de la educación, las bibliotecas, la
investigación, la libertad de expresión y el acceso a la cultura. Esta
modificación es necesaria y tendrá un impacto altamente positivo en la
población, sin generar ningún tipo de daño a los autores ni a la
industria cultural.
Porque con los cambios propuestos en el proyecto de ley que estudia el Parlamento, todos ganamos derechos:
Estudiantes y docentes: podremos utilizar la amplia variedad
de materiales necesarios para la enseñanza del siglo XXI. No sólo
reproducir textos, también proyectar películas y escuchar música en
clase, crear y distribuir repartidos, traducir información, usar los
entornos virtuales de aprendizaje y obtener libros e información en la
biblioteca, entre otras posibilidades de uso didáctico del conocimiento,
sin que todo ello configure un delito.
Trabajadores de bibliotecas, archivos e instituciones culturales:
pasarán a ser legales nuestras actividades básicas, que hoy
increíblemente son ilegales. Podremos realizar el préstamo de materiales
al público, eliminándose el riesgo de cánones que harían inviable el
funcionamiento de las instituciones. Se disminuirán las barreras para
mejorar los servicios que brindamos, pudiendo digitalizar algunos
materiales y brindar acceso informatizado dentro de nuestras sedes.
Asimismo, podremos traducir materiales que todavía no están en nuestro
idioma, incorporar copias de obras que no están disponibles en el
mercado, y rescatar otras que hoy están en riesgo de desaparición debido
a su antigüedad o uso.
Investigadores: podremos extraer y usar citas de obras de
diversos formatos sin riesgos legales. El estudio de obras intelectuales
a través de sus reproducciones, el acceso a archivos digitalizados, el
análisis computacional y otras prácticas de investigación moderna, serán
reconocidas. Los beneficios de la nueva ley para las instituciones
culturales redundarán en una mejora de las condiciones en las que
realizamos nuestra labor.
Autores: ganaremos en libertades, ya que prácticas creativas
tan comunes como la parodia, la caricatura y el pastiche, hoy ilegales,
pasarán a estar amparadas por la ley. El espacio público dejará de estar
vedado a la actividad artística, reconociéndose la libertad de dibujar,
fotografiar, filmar o hacer modelos en tres dimensiones de fachadas y
monumentos de nuestras ciudades. El derecho a cita dejará de estar
restringido a obras escritas, y pasará a incluir obras sonoras,
audiovisuales, plásticas y fotográficas. Por otro lado, la legalización
de algunas de las prácticas que ya realiza desde hace décadas nuestro
público, no representará un descenso de nuestros ingresos ni un
obstáculo para la creación. Por el contrario, creemos que un mayor
acceso beneficia nuestro trabajo, aumenta la difusión y mejora las
ventas de libros, discos, películas y todo tipo de obras artísticas.
Usuarios de la cultura: nuestros derechos legítimos de acceso a
la cultura y acceso a la información, serán reconocidos por ley.
Tendremos la seguridad de que no cometemos un delito cada vez que el
navegador web reproduce una información en nuestra pantalla. Podremos
guardar o imprimir una copia única y personal de la información que
requerimos en diversas situaciones de la vida cotidiana. Hacer respaldos
informáticos o actualizar el formato de las obras que adquirimos
legalmente, no será un crimen, sino un derecho.
Todos estos nuevos derechos están debidamente definidos y acotados en
el proyecto de ley. Contaremos con reglas más claras sobre lo que se
puede y lo que no se puede hacer. Si es necesaria aún mayor claridad,
los legisladores tienen la oportunidad de modificar la redacción de
algunos artículos para mejorar su comprensión por parte de toda la
ciudadanía. Pero creemos que el camino no pasa por propuestas regresivas
como un canon a las bibliotecas, a las instituciones educativas, a los
soportes de información o a nuestra factura de Internet. Este canon
sería perjudicial, injusto e ilegítimo. Del mismo modo, la eventual
imposición de una policía administrativa que vigilara nuestras prácticas
culturales en el ámbito personal sería un enorme retroceso. La nueva
ley no va a dañar la cultura, sino a favorecerla, por lo cual no tiene
sentido la imposición de ningún canon ni de controles represivos a las
personas de a pie.
Tenemos la convicción de que la Cámara de Senadores aprobó una ley
garantista, justa para todos y adecuada a los tiempos que corren. Una
ley apoyada por amplios sectores de la sociedad que se han manifestado a
su favor. Por eso, consideramos que la Cámara de Representantes debe
aprobar este proyecto que regula el acceso a la cultura y nos pone, como
ciudadanos, en igualdad de derechos con nuestros pares de la región y
del mundo.
#TodosGanamosDerechos
#DerechoaEstudiar
#ReformaDerechoDeAutor
Firmá la carta ciudadana
El link a
la carta para leerla y firmar está acá:
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